2 de julio de 2010

Hoy vi a alguien suicidarse. Eso no es algo que se pueda decir todos los días, de hecho creo que mucha gente podría pasar toda su vida sin ver uno de estos eventos en vivo y directo, en primera fila y 3D como lo vi yo... No entraré en mayores detalles acerca del evento como tal, eso sería morboso y aunque yo pueda llegar a serlo, los dejaré con la curiosidad :)

El asunto es que el acto del suicidio per se me parece una total paradoja, pues supongo que se requiere de mucha valentía para decidir ( y al menos intentar ) quitarse la vida, en yuxtaposición a la falta del coraje necesario para enfrentar el problema, cualquiera que sea, que haya llevado al sujeto hasta ese límite... En pocas palabras, es tener el valor para quitarse la vida siendo tan cobarde como para no afrontarla ¿me explico? asumiré que si. Más terrible aún debe ser la idea si tomamos en cuenta que un porcentaje de intentos de suicidio quedan frustrados resultando en taras, parálisis y secuelas que variarán según el método elegido. ¿No es todo esto más absurdo aún? debería dar un terror indescriptible el saber que existe la más remota posibilidad de quedar vivo después del intento de suicidio... eso sin contar la sarta de preguntas y reclamos a los que se verá sometido el sujeto, provenientes de .. no, no sus "seres queridos" si no de los seres que le quieran a él, pues serán ellos quienes se sientan ofendidos, preocupados y hasta asustados por lo ocurrido.

Ahora, poniéndome un poco de parte del pobre diablo que haya pensado en eso: imagino que habrá llegado a ese punto en el que la vida parece simplemente imposible de vivir, más allá del soportar o sobrevivir a las calamidades, ese punto en el que el nihilismo lo incluye a uno mismo y a su esencia, o por el contrario cuando la única esperanza de "estar mejor" significa estar del otro lado...